martes, 4 de enero de 2011

El horror de Dunwich

(Cuento de ciencia ficción)

En un pequeño pueblo viejo y deshabitado, llamado Dunwich, vivía una mujer junto a su padre. Ella tenía por nombre Liviana Watheley (una mujer albina de 35 años un tanto deforme y sin el menor atractivo). Un día dio a luz, un domingo 2 de febrero de 1913 a las 5 de la mañana, a un hijo que tuvo como nombre Wilbur. La fecha se recuerda porque era el día de la Candelaria (se oyeron ruidos en las montañas y los perros ladraban). Después del nacimiento por el pueblo corrieron muchos rumores pues el hijo no tenía padre conocido, pero el más extendido fue que el chico había sido concebido gracias a un conjuro. Cuentan que Lavinia susurró extrañas profecías de su hijo sobre sus extraordinarias facultades y su impresionante futuro que le aguardaba.

A medida que el tiempo iba pasando Wilbur iba creciendo a un ritmo vertiginoso. La gente empezó a tener aversión por él (marcado por la brujería y cuando gritó Yog-Sothoth con un gran libro entre sus manos; los perros se enfurecían al verlo). En el pueblo empezaron a suceder hechos anormales. Cada víspera de mayo y de todos los Santos (dos veces al año) los Watheley solían celebrar diabólicas hogueras y entonar sus infernales rituales ante la piedra con forma de mesa en la cumbre de Sentinel Hill. Su abuelo poseía una granja de ganado, la cual fue desapareciendo misteriosamente. Esto provocaba que la granja tuviese un ambiente enrarecido y desprendiera un olor nauseabundo que se podía comprobar en cualquier parte del pueblo. El abuelo de Wilbur, ni bien nació éste, realizó reparaciones en la casa, en el piso superior.

En una primavera, el viejo Watheley presentía su muerte. Las chotacabras (aves conductoras de almas al reino de los muertos) acudían por las noches a chillar bajo su ventana. Es así que un día Wilbur llama al Dr. Houghton. El viejo balbucea algunas palabras entrecortadas a su nieto. Lavinia no cesaba de llorar, en tanto que Wilbur se echó a reír. Luego de la muerte de su abuelo, el muchacho decidió seguir con el negocio de la granja de ganado del abuelo, pero seguía ocurriendo las mismas pérdidas de ganados. Él también realizó reparaciones en la casa, pero en el piso inferior, trasladando los libros heredados por su abuelo, que en su mayoría eran libros de brujería. Tenía muchos ejemplares pero le faltaba uno titulado Necronomicón (en una versión completa), y a pesar de sus esfuerzos no podía conseguirlo. Es así que se dirige a la biblioteca de la Universidad de Miskatonic en Arkham, pero su intento por conseguir el libro falla.

El Dr. Armitage leyó el libro Necronomicón y luego prohibió a las demás bibliotecas que le den un ejemplar a Wilbur. Ante ello, Wilbur decidió robarlo en la librería de Arkham pero al momento en que se llevaba el libro el perro guardián de la biblioteca lo muerde hasta dejarlo destrozado, emanando de él un olor nauseabundo, similar al que se desprendía de la granja de su abuelo. El Dr. Armitage y sus dos colegas: Dr. Morgan y Rice, descubren a una ser que se trataba de una criatura humana, con manos y cabeza de hombre pero el torso y las extremidades inferiores tenían una forma monstruosa; del abdomen brotaban un montón de largos tentáculos, entre grises y verdosos. Antes de morir, Wilbur balbuceó las siguientes palabras: “N’gai, n’gha’ ghaa, bugg-shoggog, y’hah; Yog-Sothoth, Yog Sothoth…”.

Pero el verdadero horror de Dunwich empezaría en el año de 1928. Se escuchaba un ruido estruendoso en las montañas como por el insoportable olor y sonidos que salían de los dos pisos entablados de la granja vacía de los Watheley. Luego, por la mañana, Luther Brown (mozo de la familia Corey) vio que la casa entera de los Watheley había volado por los aires y que hubo restos de madera por el suelo, como si hubiese estallado una carga de dinamita en su interior, y de que encontró huellas espantosas llenas de sustancia pegajosa y vacas de la familia Seth que estaban muertas con signos de haber sido chupadas la sangre. La criatura se dirigió hacia el barranco de Cold Spring. La gente estaba desconcertada, seguían desapareciendo las vacas y dos familias fueron aniquiladas (la familia de Elmer Frye y de Seth Bishop).

Por otra parte el Dr. Armitage estaba descifrando, junto a otros especialistas, el manuscrito que Wilbur había dejado en su escritorio en la granja. Después de tanto esfuerzo consiguió su objetivo, en el cual se aclaraba cuál era el plan para acabar con la humanidad. Ante este hecho los doctores decidieron que había que desaparecer a la criatura que estaba aterrorizando al pueblo y hacerlo desaparecer mediante un conjuro.

El lugar elegido para hacer el conjuro fue la cima del Sentinel Hill. Los aldeanos esperaban a lo lejos. Uno de ellos (Curtis Watheley) miró por el catalejo y pudo apreciar a la criatura infernal. En su último aliento el monstruo gritó el nombre de su padre.

Después de finalizar el conjuro cayó un rayo sobre la piedra altar y una gigantesca ola de hedor baño toda la montaña hasta el pueblo. Árboles, maleza e hierbas fueron arrasados por la furiosa acometida, los aldeanos casi se asfixian y las chotacabras estaban por todo el bosque muertas. Luego, el nauseabundo hedor desapareció. Se argumentó en el pueblo que aquella extraña bestia y Wilbur eran hermanos y que la bestia se mantenía oculta en la granja alimentándose de las vacas que su abuelo y hermano le compraban.

Howard Phillips Lovecraft: Los mitos de Cthulhu

(Adaptado por Adolfo Ramírez Serna)



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